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Algunas consideraciones básicas sobre el lenguaje metafórico

Escrito por el 20/11/2024

En el lenguaje cotidiano nos encontramos con frases o términos como son “el brazo del río”, “la falda de la montaña”, o llevar algún proyecto “a buen puerto”; en estos casos todo mundo entiende por estas frases, y sin ninguna dificultad, conceptos tales como un ramal del río, la parte baja de una elevación montañosa o que los planes que se piensan llevar a cabo puedan cumplirse de la mejor manera posible.

En todos los ejemplos anteriores, estamos nombrando indirectamente las acciones y las cosas.

En su significado procedente de la lengua griega, la metáfora proviene de μετά que significa “después” o “más allá” y φόρος, verbo que indica la acción de “llevar” o “cargar” algo, con lo que podemos inferir que la metáfora es llevar un significado más allá de su acepción original. Aristóteles definía la metáfora como “el traslado a una cosa de un nombre que define otra”.

Los habitantes de la China antigua se referían al mundo como las diez mil cosas, en Sumeria el apsu o abismo se ha identificado con el fondo del mar, y en general muchos de los símbolos que aparecen en diversas leyendas y mitos tienen un carácter metafórico; regresando un poco líneas arriba, el mundo era visto como un gran árbol (Yggdrasill germánico, árboles de visiones chamánicas en Siberia y Asia Central) o una montaña (monte Meru de las mitologías del subcontinente indio); en el budismo el ciclo de vida y transmigración del alma es representado por una rueda.

Cabe recordar el Antiguo Testamento en donde la deidad paleobíblica Yahvé manda a Adán, el hombre recién creado, a nombrar las cosas, en este caso, al dar un sonido a las cosas les está asignando un significado que en sí mismo es representativo de lo nombrado pero siempre debemos recordar que el mapa no es el territorio.

Para el filósofo y poeta mexicano Enrique González Rojo Arthur, la metáfora es una licencia gramatical pues en su composición rompe las reglas de la gramática y esto es porque nos permite dar una imagen que no es posible expresar mediante el orden de la lógica gramatical. El filósofo mexicano nos ofrece el endecasílabo de Ramón López Velarde:

“el relámpago verde de los loros”

En este endecasílabo, existen dos realidades contrapuestas, la del relámpago y la de los loros; tanto una parvada de loros como el destello de un relámpago, son capaces de deslumbrar, en este caso el poeta, une ambas imágenes para dar en el lector el efecto instantáneo del trueno al espectáculo más parsimonioso de los loros.

En su ensayo “Antiguas literaturas germánicas” el escritor argentino Jorge Luis Borges nos habla de los primeros registros literarios de los pueblos de lengua germánica; hablando de la literatura desarrollada en Islandia, haciendo mención del poeta Snorri Sturluson, autor de dos textos fundamentales como son el Edda en verso y el Edda en prosa, obras en donde aparecen recopiladas tradiciones como las teogonías del panteón germánico, dándonos una lista de kenningar o metáforas fijas presentes en la poética de Snorri:

Casa de los vientos, casa de los pájaros: el aire

Cerdo del oleaje: la ballena

Bosque de la quijada: la barba

Gallo de los muertos, cisne sangriento: el buitre

Fragua del canto: la cabeza del poeta

Gaviota del odio, caballo de la bruja: el cuervo

Sol de las casas, lobo de los templos: el fuego

Espada de la boca: la lengua

Rocío de la pena: las lágrimas

Señor de los anillos, distribuidor de tesoros, distribuidor de espadas: el rey

Hermana de la luna: fuego del aire: el sol

Obra del yelmo: el hacha

Hielo de la pelea, vara de la ira, espina de la batalla, remo de la sangre, rama de las heridas: la espada

Asamblea de espadas, tempestad de espadas, canción de lanzas, fiesta de los vikings: la batalla

Como podemos observar, buena parte de los kenningar proceden de una semántica marcial, propia de un pueblo acostumbrado a la guerra, hecho que queda plasmado en la producción espiritual. Al respecto de esto último, la filóloga mexicana Helena Beristáin dice que la metáfora, así como otros tropos (figuras retóricas) son instrumentos cognoscitivos de naturaleza asociativa, nacido de la necesidad y de la capacidad humana de raciocinio, que es la manera en como relacionamos experiencia con saber y que al parecer está en la génesis del pensamiento humano.

Existen metáforas léxicas que responden a la necesidad, como en los ejemplos del inicio del texto o como la “pata de la silla” las cuales a fuerza de repetición terminan siendo gastadas, sin embargo son útiles para la vida cotidiana, podemos por ejemplo hablar de otras metáforas del lenguaje literario como en su momento las citadas kenningar u otras como “la flor de la juventud”.

Por otro lado existen otras procedentes del trabajo lingüístico, que con una finalidad de goce estético, dan fuerza al lenguaje de la poesía. En este último orden de ideas, leamos algunas metáforas de autores en lengua hispánica:

“ el tren es una ráfaga de hierro” Maples Arce

“padre polvo, sandalia del pobre” César Vallejo

“Tres gritos me clavaron sus puñales” Jacobo Fijman

“Ahora soy tinta que vuela hasta tu patria” Roberto López Moreno

“Y a donde las flores se cierran / Como las manos resignadas de un mendigo” Saúl Ibargoyen

“El ombligo de la negra / es vórtice de un ciclón” Emilio Ballagas

“Te conocí en la música del agua” Aurora Reyes

“Y ser ángel es una condición de perro muerto” Ramón Martínez Ocaranza

“El día tiene cara de danzante” Juan Bautista Villaseca

“El tiempo se ha dormido / al ritmo de tu seno” Salvador Gallardo

En resumen de esta breve exposición, podemos decir que la metáfora es uno de los pilares no solo del lenguaje poético sino del lenguaje mismo, siendo una herramienta del conocimiento de la realidad al combinar conceptos que no tiene que ver uno con el otro  en frases que abren la lengua a posibilidades verbales que nos muestran el mundo con matices distintos a los de las definiciones procedentes de la lógica.

Columna: Glifo de Nube.