Ulises Paniagua y Otro necio libro de amor
Escrito por Invencible el 09/01/2025
Ulises Paniagua (México, 1976)
Narrador, poeta y dramaturgo. Ganador del Concurso Internacional de Cuento de la Fundación Gabriel García Márquez, en Colombia (2019). Fue entrevistado por Silvia Lemus, en el año 2020, en el programa “Tratos y retratos” de Canal 22. En 2023 fue entrevistado en un capítulo de la serie “La ciudad es mi letra”, de Capital 21 TV. Incluido en la antología internacional bilingüe “Puente y Precipicio”, publicada en Rusia, bajo la selección de Natalia Azarova y Dmitriy Kuzmin (2019). Es autor de dos novelas, nueve libros de cuentos, dos de crónica, y siete poemarios. Ha sido divulgado en antologías, revistas y diarios nacionales e internacionales, incluyendo Nocturnario, El búho, Círculo de poesía, Nexos, Punto en línea, Anestesia, La razón, El Sol de México, Ígitur, Letralia, Nueva York Poetry, Altazor, Algarabía, Jus, y Períódico de Poesía (UNAM). Es parte del catálogo de autores del INBAL. Ha sido conductor en Radio Anáhuac, Radio Sogem y Radio IPN (95.7 FM). Es director, creador y fundador del Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía y el Festival Poesía por el Agua (respaldados por el Fondo de Cultura Económica). Ex-director de la Colección Digital de Terror en Editora BGR (España). Publicado en la Academia Uruguaya de Letras; en España, Italia, Perú, Argentina y Venezuela, su obra ha sido traducida al inglés, ruso, griego, serbio, checo e italiano.
CUATRO POEMAS
Otro necio libro de amor
(fragmento III)
Porque este
es un libro de amores y perfumes
Un tratado de hospedajes inconclusos
de reservas de reiterada cancelación
Porque este es otro necio libro de agendas en desgarro
de habitaciones en hostales vacíos
De botas que compré para un viaje
sin fecha ni retorno
Porque este es un ensayo sobre la obstinación
Un recuento de tragedias íntimas
que se volvieron colectivas
Un registro de las veces que se dijo
“ya no puedo”
Porque este es otro libro
que editamos en una cama sin nombre
sin lectores ni testigos
Porque esta es una sinfonía atonal
Una ceremonia para homenajear
a los antiguos orgasmos
Eco remoto de las caricias más remotas
Porque este es un libro como cualquier otro
Pero es distinto
Porque se extraña a las aves
que nacieron congeladas en un nido congelado
Por eso: por las fechas, los perfumes y el nido
Por las hendiduras más orgásmicas
Por los hospedajes inconclusos
Por la ausencia y los testigos
Por ello
Por eso escribo otro necio libro
Por eso escribo, necio, otro libro
Porque tu cuerpo y mi cuerpo
un día se volvieron cuarentena.
Otro necio libro de amor
(fragmento XV)
Ay
cuántos cadáveres arrastra el río del amor
Cuántos cuerpos
en esta descomposición lenta, profana
Cuántos
en la corriente de ofensas
y odios concentrados
Tanta peste
Tantos cuerpos que se arrastran
hasta guarecerse en el hondo remolino
Cuántos de ellos
quedan en las redes de pesca
atrapados para una exhibición de pueblo
Ay
cuántos cadáveres arrastra el río
Desde plácidas Ofelias
-con las manos al pecho-
hasta Anas Kareninas arrolladas
por infidelidades torrenciales
Innumerables muertes
entre borbotones y chapuceos
La piedad les guarde
Es una masacre
Qué tristes riberas
Qué remansos tan flacos
Qué abandono tan solo
Cuánta muerte
Los retratos de los ex se hacen fango que amarillea
Lo álbumes de recuerdos son lodo sobre lodo
Cuerpos ya sin cuerpo, enrojecidos
Los amores del agua nacieron y al agua vuelven
Cuerpos sin tiento, sintiendo
Pobrecitas ellas
Pobrecitos todos:
Yo les miro
y me invade el siniestro sabor de herida
Me lanzo a su paso
y dispongo hundirme
hasta tragar, con nostalgia
las arenas del fondo
Me arrastra la vorágine
Fluyo hasta la muerte
Ahora lloro con el río
Debajo del agua
-muy abajo-
pueden ver mi corazón nadar
entre los peces hambrientos.
Otro necio libro de amor
(fragmento VI)
Hice de mi vida amorosa
una escalera
de Witggenstein
Fue mi historia
entre tantas historias
un episodio más ridículo a cada vuelta
Catecismo de desastres
entre lo urgente y lo urgido
Escalón de entrañas sulfurosas
y vocablos con veneno
Hice de mi vida una ronda tras otra
Alcancé el piélago de los cuerpos
descendí a la caverna de los muy solos
El recuerdo de un clímax
fue, antes que nada, caída
Y corrí despampanante, despampanado
para cubrirme del negro aguacero
de los que traen escorpiones
-mudos y ardientes-
en la lengua
Corrí y corrí
como los amantes a los que se les enredan las piernas
en las piernas¸ las lenguas en las lenguas
las lenguas en las entrepiernas
Los que corren para no empaparse de forma gloriosa
o golosa
(para empaparse sin gloria)
Y se aferran como liquen
a quien quieren
Y soportan una jaula de oro
para no padecer abandono
Los que buscan el título de novia o novio
para no soportar
las maternidades y paternidades no resueltas
Los que se internan en los placeres
para no quedarse a tontas
Porque temblar desde dentro
es más seguro que ser estremecido
Ah, el amor:
sobre su ternura declaran los frustrados puentes de Madison
las Casablancas envueltas en mucha niebla
la bella París que siempre quedará como pretexto
las pasiones rotas que se miran en los diarios
Las estaciones de trenes y los aeropuertos
donde se extravían los corazones
junto a su equipaje
El amor quema
Es estúpido por necesario
Citatorio al que se acude sin prisa
Apremio moroso
para el que le sobran los años
El amor es la invención de un dios kafkiano
El amor no se fatiga del amor
Se cansa de su espejo
El amor escribe libros
como este
Y luego los devora, de noche
con la boca del llanto
que se llora desde siglos
El amor no conoce la piedad
el descanso
Nadie se salva de él
Yo toqué sus bajos fondos
como un adicto en una calle de adictos
Fui parte de todo
Fui egoísta, novio, citatorio y espejo
El éxtasis y la ruina
Bajé y subí para volver a caer
Anduve a ciegas hasta la fatiga
Fui un laberinto de confusiones, puentes,
peldaños y pozo profundo como un misterio
Lo confieso:
Hice de mi vida amorosa
una escalera de Escher
Hice de mi vida amorosa
una escalera de Wittgenstein.
Después, sólo reinó el silencio.
Otro necio libro de amor
(fragmento VIII)
Así, ¿qué más podría hacer sino escribir este libro
de poemas cursis, patéticos
de raquítica acidez
cual lamento de abuela en un asilo?
¿Qué podía esperarse de los que describen
sortilegios de ciertos amarres y desamarres
sin que medie ciencia o hechicería
excepto la patafísica de los orgasmos?
¿Qué podría yo afirmar de los amantes
que se mecen cual peces marchitos
para ahogar las caricias del minutero?
¿Qué podría contar de las antenas de onda larga
que entrelazan a mujeres y hombres
tras la marca indeleble del tiempo-espacio?
Qué podría agregar de la cuántica del amor
que nadie entiende en absoluto
De la pasión que no nos crea ni destruye
sino canoniza o envilece
¿Qué el amor extermina o hace resilientes?
¿Qué es impreciso en sus cálculos
la excepción a la regla, donde no existen excepciones?
Este libro gozará de un final trágico, idiota, o preferirá salvarse
(las historias amorosas eran tragedia
hasta que aparecieron los psicólogos)
¿De qué hablará
sino de Desdémonas y Otelos bajo terapia?
De sutiles crímenes dignos de silencio
De duros escenarios de hospital psiquiátrico
De Circes, Magdalenas, Pablos Casteles y Lolitas
u otros personajes epifánicos
¿De tantos muchos tantos
que se aferraron a lo amado como a un dedo enfermo?
¿Aparecerá aquí un divorcio de común resentimiento?
De manera invariable se presentarán desastres
que arderán como un clavo
¿Quién se es para dictaminar
los impulsos salvajes o los imprudentes prodigios?
Qué podía esperarse de estos macabros detalles
que retratan los cuerpos marginados
sino el anhelo, el acercamiento posible por imposible
La épica persistente
que a cualquiera traspasa y a cualquiera ignora
Alquimia de los muslos y su centro
Qué decir sino lo tantas veces dicho
en la enciclopedia que rescriben los cuerpos
¿De qué más podría hablar otro libro en su memoria?
El amor no se salva de renombrar
lo ya citado
Es tautología de generaciones
Trampa a la que asisten indefensos
los mansos lobos y los corderos homicidas
Es el fracaso
Una mentira
El más grande fraude en los registros de Historia
La condición que olvidó Pávlov
en sus experiencias de laboratorio
La campana que ocultó
a los ojos mundanos
para evitar un lamentable sufrimiento.