
Otro día más, acá en el Defectuoso el pavimento está super cachondo, el sol blanco como la chingada, no veo nada por más que frunza la geta, el carnal que está formado delante de mí fume y fume como chacuaco.

¡Pinche camión ya se colgó un buen! Antes los camiones eran Ruta 100 ahora son RTP (Rápido Trépate Paisano) igual se tardan como antes.
¡No manches, viene bien lleno! Ni pecs…

Pago mis cuatro varitos de pasaje, me abro cancha entre la gente, chale, está una ñora con su merca, me dispongo a saltar los obstáculos. Por fin llego a la parte se atrás y alcanzo a agarrar un lugarcito.

¡Hule a mona! Hoy será un viaje astral ja, ja, ja. Ese ñero inhalaba thinner como su último suspiro, ¡neta! Casi le digo, párale papá exhala de vez en cuando, pero pus ya iba flotando en su fantasía.
De repente una morra se la hizo de a jamón a su enamorado, le lanzo el ramo de girasoles en la cara, un ¡tsss! en coro se escuchó en el transporte mientras ella le gritaba al conductor: ¡Bajaaan!

El chofer muy amablemente le respondió a la señorita: ¡Ahí está el timbre, tóquelo!
Nuestro valedor el piloto de la Lunave RTP se volaba los topes, los baches y de vez en cuando daba un buen frenón pa´ acomodar a la raza y cupieran más pasajeros.

A lado mío en los asientos iban dos vatos plática y plática, cuando uno de ellos sacó de la mochila dos vasos desechables y una caguamita bien «helodia»; puse mucha atención a su cotorreo y supe sus nombres, Juan y el Rulas.
Rulas: – Haber Juan agarra los vasos pa´servir la chela. –
Juan: – ¡Va, va, va Rulas! Deja le marco al Carnes para ver cómo va de su pata. –
Rulas: – Simón. –
Juan: – Bueno, bueno. ¿Sí me escuchas? Soy Juan, que tranza mi Carnes ¿cómo estás? Aquí ando con el Rulas ya vamos para el cantón, dice que te quiere saludar.-
Rulas: – ¡Qué pasó hijo de tu @#%& madre! Andamos ya bien torcidos, aliviánate ca pa´que nos pongamos una borrachera chida. –
Juan. – Este Rulas ya anda hasta las manitas dale viada mi Carnes, se embriaga de volada desde que le dio la diabólica (diabetes).
Oye mi buen; préstame un varo, unos cinco, cinco mil es que quiero llevar a la Julieta a Acapulco ja, ja, ja, ja. No te creas es coto. –

Después de esa entretenida conversación de Juan y el Rulas se bajaron en una de las paradas, fue inevitable estar parando oreja en la plática ajena.

Todavía me falta un rato pa´ llegar a mi destino; las ventanillas del camión iban abiertas, pero el aire se sentía caliente todos estábamos sude y sude. En estos viajes uno reflexiona chido de su vida que si comes bien, que tienes que tomar más agua, que hubieras pasado al baño antes de salir y así.

En una de esas la papada ya sudorosa y el cabeceo del sueño inesperado ya estaba con todo, me despertó las carcajadas de unos morros adolescentes que contaban su día en la “jail escul”. Para los que no saben ingles eso traducido es escuela secundaria.

Si hubiera tomado dictado de todo lo que hablaban habría sido un texto de quinientos caracteres, en donde trescientas palabras eran leperadas, lo demás artículos, sustantivos y verbos.

Ya estaba engentada entonces me puse los audífonos y puse la lista de reproducción en aleatorio para amenizar el viaje, una rolita de Rockdrigo González que se llama “Perro en periférico” agarraba tonada en mis oídos.

Columna: #somoslastreet
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