Metáfora del vacío y la desesperanza

Escrito por Ana Bertha Bardales el 04/05/2025

Las campanas enmudecen al paso de mi muerte. Su silencio camina en busca de mi nombre. Silencio que busca, igual que yo, mi cuerpo asesinado, mi alma ultrajada de tanto suspiro mordisqueado, de tanto quejido en mi boca degollado
Genaro González Licea

El prólogo escrito por Marcela Romn y Fran Fierro Brito es una excelente introducción que ya nos prepara para la lectura a la que nos enfrentaremos: poemas escritos desde lo metáforico y desde la revelación que parte de la evocación. La poesía de Genaro González Licea es una puerta hacia las emociones más intrínsecas del ser cuando se cuestiona sobre la existencia, la vejez y la soledad.

Al caer el tiempo es un poemario que nos hablará desde el silencio y desde las voces que se quedaron a la mitad; con cada verso el lector se halla enfrentado a su propia finitud, a la sensación de agonía y a las sombras del recuerdo.

Sus imágenes poéticas tales como “[s]omos como espinas clavadas en el agua” o “mis ojos mordidos con mi boca” o “[t]raigo en mi retina el agua estancada de tus manos” abren la posibilidad a distintas interpretaciones con las que juega la voz poética, y es que en este juego nos invita a mirar de cerca la complejidad de lo que es la vida y de lo que representa la muerte.

La desesperanza y el olvido nos hablan desde ese lugar que se vuelve un constante punto de encuentro.

¿Cómo capturar lo efímero y lo eterno? En estos versos del poeta Genaro se podrá ver bien ejemplificado. Se profundiza en diferentes realidades sociales que hoy nos acometen, como lo son la violencia y las desapariciones, así como las muertes que llegan antes de tiempo y la migración.

Una edición muy cuidada por parte de El Canto de la Alondra, con un tamaño de letra que permite su fácil lectura y la correcta distribución del texto poético, uno disfruta, sin lugar a dudas, de esta experiencia lectora.

Y concluyo con los siguientes versos:

Soy el mirar de una sombra dejada en la montaña, un recuerdo torturado en el camino, una voz perdida en un lugar que busco, y busco, y no encuentro. Tal vez, igual que yo, porque nunca ha existido.

Columna: Ficcionalizarse en la memoria.