Roberto Juarroz, un vistazo a su Poesía Vertical
Escrito por Invencible el 12/09/2024
Roberto Juarroz (1925-1995)
Poeta argentino, concebía la poesía como el centro de todo, dándole un papel preponderante sobre la figura del propio poeta. Quizás por esa misma razón, su biografía siempre ha sido escueta. A lo largo de su vida fue bibliotecario, docente, crítico y ensayista, y también vivió el exilio durante la época de Perón. Su influencia en el mundo literario no se limita a su propia escritura, pues también colaboró como fundador y escritor ocasional en diversas revistas. Entre los reconocimientos que recibió, destacan el Premio Jean Malineau en 1992 y el Bienal Internacional de Poesía en Bélgica ese mismo año.
La poesía de Juarroz fue profundamente influenciada por movimientos como el creacionismo y el simbolismo, además de estar inspirada por los clásicos alemanes. Su estilo, caracterizado por la reflexión conceptual y la contradicción, fue muy apreciado tanto en el ámbito poético como en su carrera como docente. De hecho, sus versos recibieron varios premios a lo largo de su vida.
Juarroz es conocido principalmente por su colección de catorce volúmenes titulada Poesía vertical, cuyos primeros poemas fueron publicados en 1958, y cuya serie continuó publicándose en diferentes años, hasta 1997, cuando la última entrega apareció de manera póstuma. A excepción de su colección más realista, Seis poemas sueltos (1960), el resto de su obra sigue una línea temática que explora conceptos filosóficos, psicológicos y científicos.
Para Juarroz, la poesía era una mezcla de invención y descubrimiento. No creía en las estructuras tradicionales del verso, como el metro y la métrica, sino que pensaba que el poeta era un mero colaborador de la realidad, creando pequeñas «presencias» a través del lenguaje que antes no existían. La poesía no solo trata sobre las palabras, sino también sobre los silencios. Para él, la poesía era una manifestación de lo infinito, un «absoluto real» que ofrecía un sentido nuevo de lo sagrado, sin necesidad de teología.
La obra completa de Roberto Juarroz fue publicada por Emecé en tres volúmenes, consolidando su lugar en la literatura argentina y universal como un poeta de pensamiento complejo y profundidad filosófica.
Breve selección de poemas para Museo de poesía del Ateneo Secreto por Sandra Durón:
2
La muerte nos roza a veces los cabellos,
nos despeina
y no entra.
¿La detendrá quizás algún gran pensamiento?
¿O acaso pensamos
algo mayor que el pensamiento mismo?
Poemas de otredad
3
¿por qué las hojas ocupan el lugar de las hojas
y no el que queda entre las hojas?
¿Por qué tu mirada ocupa el hueco que está delante de la razón
y no el que está detrás?
¿Por qué recuerdas que la luz se muere
y en cambio olvidas que también muere la sombra?
¿Por qué se afina el corazón del aire
hasta que la canción se vuelve otro vacío en el vacío?
¿Por qué no callas en el sitio exacto
donde morir es la presencia justa
suspendida del árbol de vivirse?
¿Por qué estas rayas donde el cuerpo cesa
y no otro cuerpo y otro cuerpo y otro?
¿Por qué esta curva del porqué y no el signo
de una recta sin fin y un punto encima?
Poesía vertical 22
Inventar el regreso del mundo
después de su desaparición.
E inventar un regreso a ese mundo
desde nuestra desaparición.
Y reunir las dos memorias,
para juntar todos los detalles.
Hay que ponerle pruebas al infinito,
para ver si resiste.
Si has perdido tu nombre…
Si has perdido tu nombre,
recobraremos la puntada de las calles
más solas
para llamarte sin nombrarte.
Si has perdido tu casa,
despistaremos a los guardianes de la
cárcel
hasta dejarlos con su sombra y sin sus
muros.
Si has perdido el amor,
publicaremos un gran bando de palomas
desnudas
para atrasar la vida y darte tiempo.
Si has perdido tus límites,
recorreremos el cruento laberinto
hasta alzar otra forma desde el fondo.
Si has perdido tus ecos o tu origen,
los buscaremos, pero hacia adelante,
en el templo final de los orígenes.
Solamente si has perdido tu pérdida,
cortaremos el hilo
para empezar de nuevo.
XI/8
Una escritura que soporte la intemperie,
que se pueda leer bajo el sol o la lluvia,
bajo el grito o la noche,
bajo el tiempo desnudo.
Una escritura que soporte lo infinito,
las grietas que se reparten como el polen,
la lectura sin piedad de los dioses,
la lectura iletrada del desierto.
Una escritura que resista
la intemperie total.
Una escritura que se pueda leer
hasta en la muerte.
XIII /75
Hoy tengo casi todas las palabras.
Pero me faltan casi todas.
Cada vez me faltan más.
Apenas si puedo unir éstas que escribo
para decir el resto de ternura
y el hueco de temor
que se esconden en la ausencia de todo,
en la creciente ausencia
que no pide palabras.
O pide tal vez una:
la única palabra que no tengo
y sin embargo no me falta.