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La voz del exilio y las ausencias

Escrito por el 29/01/2025

Trofeos de caza es una antología que reúne trece publicaciones que el Dr. Alfredo Pérez Alencart fue realizando en libros y plaquettes.

Desde el título ya nos invita a contemplar la vida como una experiencia completa en donde cada momento, cada concepto y cada imagen se convierte en un sentimiento de nostalgia, de deseo, de soledad; al retratar en palabras la celebración de lo amoroso y de lo espiritual, el clamor que nace desde una realidad que se vuelve dolorosa es la que construye una reflexión en torno a lo social, lo ecológico y lo telúrico.

«Somos respiración del tiempo [...] No sombras, no fronteras;/ secreta purificación dentro del poderoso vacío».

El yo se diluye para dejar hablar a la otredad que es él mismo, una identidad mestiza que le hace darse cuenta de lo difícil que es irse de la tierra de origen, así como habitar una nueva.

Es entonces que se entiende cuando nos dice: “Porque no sé estar sin silencios y sin palabras”. No le basta el silencio, también necesita de poder expresar lo que observa y lo que experimenta su alma.

Por ello y muchos elementos más, este libro no es de fácil lectura, al contrario, requiere de la plena atención del lector y de su capacidad para sensibilizarse, precisa de leerse con calma y de deleitarse y cavilar con cada verso. El desafío de los lectores radicará en entrelazar el diálogo que se crea con la tradición literaria y desde esa intertextualidad intuir y percibir cómo el poeta Alfredo Pérez Alencart reinterpreta los pasajes bíblicos y los elementos simbólicos (como el agua y la miel, los sagrados bosques y el mar). El acto sexual tampoco queda fuera de su mirada, y en él halla una forma de vivir en el otro y de vivir al otro, de ahí que cree cantos poéticos dedicados a su amada esposa Jacqueline.

En los distintos poemas encontramos algo que nos resuena de una u otra forma porque es reclamo e interpelación a la vez:

“¿Cuándo el silencio empieza a considerarse grito?”

Es decir, qué debe vivir una persona para poder comprender al otro, para mirarle con ojos más compasivos, para empatizar con el que está en situación de extrema pobreza o de desamparo. En reiteradas ocasiones nos lleva a preguntarnos en dónde ha quedado el corazón de las personas para no percibir el sufrimiento que atraviesa a muchos de los que migran, por qué olvidar que el éxodo y el exilio lo puede vivir cualquiera cuando menos se lo espera, que su vida puede cambiar radicalmente de un momento a otro, sin aviso, sin poder prever nada.

Así, junto con su yo poético, nos invita a sentir lo que significa la pérdida de la patria y con ella la pérdida de la identidad; cómo se conforma esta cuando el exilio se hace presente y no queda más que abandonar lo conocido, el origen y parte de nuestra historia. “El mundo te torna extranjero adonde vayas”.

Callar pareciera ser la única respuesta cuando el migrante se encuentra ante una realidad donde:

«Todo resulta hostil y convulso y perentorio: el hombre acorrala al hombre pues le ciega el lodo del patriotismo estéril. Enteros se mastican los odios en medio de avalanchas y guardianes fronterizos».

A través de estos poemarios se quitan las máscaras, se rompen, y el poeta nos desvela el misterio de la naturaleza humana y del desamparo:

«Mientras, se separan familias, se bombardean hogares, se violan mujeres, se aceleran orfandades… Mientras, la multitud de desamparados».

Su variedad temática y su calidad poética son cuestiones indiscutibles que van evidenciando la fuerza de una voz bien cimentada y que nos hace irnos llenos de ecos, de emociones, de sensaciones, de lamentos, de poesía.

Concluyo con los siguientes versos que considero engloban gran parte de su obra:

“¿Cuándo fue que te olvidaste de la realidad y cuándo de la revelación? Yéndote sin cerrar los ojos; yéndote con el cuerpo cansado; yéndote para volver en un mismo giro”.

Columna: Ficcionalizarse en la memoria.