Hay libros que se convierten en acompañantes y, precisamente, en eso se transforma Pop bueno, pop malo de Jarvis Cocker (Sexto Piso, 2022). Es de ese tipo de libros que reptan y se van incrustando en los pliegues de la memoria y cuando lo terminas se ha vuelto entrañable.
Cocker escudriña en su abandonado desván londinense en el que almacenó infinidad de objetos que marcaron su vida y a la vez lo formaron e inspiraron en su quehacer musical para crear su propio manifiesto. Ese que lo ha guiado hasta estos días y que va desde sus atuendos refinados hechos, en su momento, a base de ropa de segunda mano.
Objetos de todo tipo: boletos, envolturas, diseños de vestuario, letras para canciones, parches para chamarras, múltiples fotografías, el disco de The Velvet Underground & Nico, revistas y un larguísimo etcétera que conformó el material perfecto para escribir este libro.
Textos que deslumbran por su nitidez, sencillez y cercanía. Las aventuras del líder de Pulp, una de las bandas más exquisitas que ha dado la música británica, son aproximaciones al trasfondo de la inspiración creativa de Cocker; en ellas se enlistan sus acercamientos con el arte, sus primeras relaciones sentimentales y todas las influencias que le guiaron para la experimentación musical y al momento de escribir canciones, como “Common People”, que son crónicas de vida, del día a día en la diferencia de clases sociales.
Jarvis escribe como todo un fan su cercanía con la radio, en especial con la BBC, que fue donde descubrió, gracias a John Peel, innumerables grupos para después formar parte de la programación habitual con Pulp y más tarde conducir un programa en Radio 6.
La de Cocker es una historia de fuerza y tenacidad; sin contradicciones. Es un trabajo siempre contemporáneo que adquiere relevancia y madurez al pasar del tiempo. Pop bueno, pop malo va más allá de una biografía; amplía esa visión de la mano de relatos íntimos para aproximarnos de manera profunda a su trabajo.
Columna: Vocoder