En Pulso ad_herido, de Julia Santibáñez, el lenguaje no se queda inmóvil, al contrario, crea nuevas expresiones, diferentes y nuevos sentidos, replantea la forma de comprender el mundo y nuestra realidad, se vuelve lúdico y experimental hasta que reconfigura el todo y sus partes, hasta que la poesía se siente como algo muy próximo y también ajeno, es decir, se vive la otredad como propia y el dolor del prójimo como nuestro.
En su ironía, en su sentencia letal, en el uso de la aliteración, del calambur y de las referencias bíblicas y literarias (tales como los haikú de Juan José Tablada, las instrucciones de Julio Cortázar en Historias de cronopios y de famas, las nuevas formas poéticas y las clásicas en figuras como José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Isabel Fraire, Enriqueta Ochoa, Yolanda Segura, Mario Levrero, entre otros), así como en su minuciosidad al observar la cotidianidad y en su crudeza al hablar de temas que hoy en día nos atañen y nos crean heridas profundas es que podemos reconocer cómo Pulso ad_herido es un libro que nos desafía de muchas maneras: desestructura nuestras verdades y lo que concebimos como real para luego llevarnos a sentir la «In-gravidez», la extrañeza, lo incomprensible…
Como bien lo dice la poeta Santibáñez, el arte poético nunca es tarea sencilla, a veces nos enfrenta a «un potro desorientado, mordido de lunas y desnudo en alarde» hasta que los versos se vuelven «en la boca como alfileres». Sin embargo, lo importante es intuir «un nuevo desconcierto: el reflejo en el pastel de cumpleaños o una incomodidad que nadie vio entre las cejas de tu hermana». Esto significa que como poetas se debe estar atento a los más mínimos detalles, a aquello que pocos perciben, pero que ahí está, llamándonos, diciéndonos más de lo que se ve en una primera mirada. Dicho acto se ve descrito en sus siguientes versos: «Mi papá como los rusos / fue menos inteligente que los roedores. / No pudo adivinar / el rocío de balazos / que vendría sobre su cuerpo. No fue como una rata / no huyó a tiempo. / Mi papá no supo olfatear su muerte.».
La poeta nos confronta con la pérdida, con la muerte como tal, con el deseo, con el erotismo en su mayor esplendor, con la reflexión sobre género, con el grito de las mujeres violentadas, con el amor propio, con lo breve y conciso…
Julia Santibáñez
Por ello, considero que no hay mejor forma de concluir esta reseña que con los versos que a continuación les comparto y que también aparecen en Pulso ad_herido: