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Las raíces del horror en la Poesía Arcaica

Escrito por el 19/12/2022

Buena parte de los primeros testimonios poéticos conocidos están imbuidos de lo que llamamos pensamiento mágico. Si un poema técnicamente hablando debe tener ritmo, imagen, metáfora y enigma, las poéticas arcaicas o primitivas son un enorme muestrario de hechizos, exorcismos y narraciones en verso de  mitos, los cuales cumplen con lo que técnicamente hablando es un poema; cuando menos encontramos los recursos básicos del efecto poético que son la repetición y el estribillo.

Por otro lado, la visión estética que tenemos del arte es de hace apenas alrededor de un par de siglos y a pesar de que la figura del artista profesional data cuando menos de la antigüedad, el arte estuvo ligado a cuestiones que trascendían la manifestación estética, la decoración de objetos de cacería del arte africano, oceánico y esquimal o el hacha votiva en jade de la cultura Olmeca; la religión ha sido también un campo fecundo de expresión artística como se puede ver en Evangeliario de Lindisfarne o el Apocalipsis de Bamberg; en el caso de la magia, objetos como las máscaras Senufo de Costa de Marfil o la famosa estatuilla nkisi nkonde del Congo pueden contemplarse desde el prisma de la obra de Arte.

En resumidas cuentas, podemos admirar mucha de la producción espiritual del ser humano desde un punto de vista estético o literario (en el caso de la poesía, cuentos, sagas, mitos etc.) sin olvidar que a pesar de que está presente el genio del artista, históricamente hablando su origen fue consubstancial a actividades que poco tenían que ver con lo que ahora llamamos Arte.

Ahora, tomando esto último en relación a la literatura de horror, es posible mencionar que para el ser humano de la antigüedad o periodos de evolución cultural anteriores, muchos de los espíritus o seres que en la actualidad serían parte del corpus literario de horror, eran vistos como elementos integrales del cosmos, si bien malignos debido a los comportamientos y temperamentos que podían perjudicar a la sociedad. Por más que se vea como algo natural a un ser mítico que provoca por decirlo así, una fiebre, siempre habrá temor ante el riesgo de muerte. En un nivel llevado a lo social, habrá un miedo generalizado ante por ejemplo, un dragón o basilisco capaz de comerse al sol o con la fuerza para desbordar un río.

Es común ver en diversas manifestaciones artísticas, la impronta del medio ambiente en el que surgieron, debemos tener en mente que el hombre de los primeros estadios culturales buscó imitar los ritmos del día y la noche, los movimientos estelares, las estaciones y las migraciones de animales así como los ciclos agrícolas para propiciar el bienestar económico de sus sociedades. Así, dentro del lenguaje poético se dan en recursos como el estribillo, la rima, la aliteración, la concatenación, además de metros fijos en los que se sustenta el ritmo lo cual permite no solo facilitar la memoria sino que es posible imaginar que para individuos de mentalidad mágica, las diversas formas poéticas funcionaban como un “modelo“, de las fuerzas a las que se buscaba influir.

En tiempos del periodo asirio de Mesopotamia, entre las potencias a influir, estaban los espíritus responsables de enfermedades, como el mal de ojo y entre los agentes del mal de ojo encontramos al šedu suerte de espíritu maligno mencionado en los siguientes versos, fragmento de un exorcismo:

“Oh šedu que permaneciste cercano junto a mí,

¡cuando grite lleva tu presencia hasta la calle!”

En el verso hay una orden para alejarse del cuerpo que los espíritus en este caso los šedu invaden; dentro de esta weltanschauung, a través de la palabra el hechicero o mago influye en la realidad echando al espíritu que provoca la enfermedad, acontecimiento que permite la curación del paciente, cosa que para las sociedades imbuidas en este tipo de mentalidad poco o nada tiene de sobrenatural. La existencia de entidades como los citados šedu era tan real y concreta como para nosotros lo es un automóvil o abrir la llave y ver que sale agua.

Otros espíritus que provocaron el temor del hombre asirio fueron los llamados “Siete espíritus” mencionados en algunas tablillas:

“Portadores del trono de Ereškigal.

Son la inundación que arrasa con las tierras.

Siete dioses de la vastedad de la tierra,

Siete dioses ladrones ellos son,

Siete dioses poderosos,

Siete dioses malignos,

Siete demonios malignos,

Siete demonios malignos de la opresión,

Siete en el cielo y siete en la tierra.”

Los fragmentos de poemas tienen un carácter descriptivo, respecto a las acciones y comportamiento de estas entidades. Cabe notar que el número de “planetas”, considerado en la antigüedad, fue siete lo cual podría tener alguna relación con los llamados “Siete espíritus”, los cuales de acuerdo a los textos son todopoderosos y destructivos; eškigal y al estar asociados a Erlo están también al inframundo junto con toda la fuerza y misterio que implica. Las fuerzas terrestres son cercanas a la muerte, a lo gran desconocido, y la muerte es caprichosa como es el temperamento de los “Siete espíritus”.

En los versos referentes al poder para arrasar las tierras de los espíritus, es de alguna manera, patente el temor de la sociedad a perder cosechas y padecer hambruna, ya que una de las principales actividades económicas en la llamada Mesopotamia, era la agricultura.

Como se ve en los siguientes versos, parte de una oración-exorcismo en contra de los espíritus malignos, tomando como base la versión inglesa de Campbell-Thompson:

“Soy el mago-sacerdote de Ea,

Soy el mago de Eridu

[líneas faltantes]

El umbral…

A la casa del inicio…

Shamash ante mí,

Sin detras

[mío],

Nergal a [mi] mano derecha,

Ninib a mi mano izquierda; 

Cuando me introduzco en el enfermo,

Cuando coloco mi mano en la cabeza del enfermo,

Que un espíritu benigno, un guardián benigno esté a mi lado. 

Si vos sois un espíritu maligno o un demonio maligno,

O un fantasma maligno o un diablo maligno,

O un dios maligno o un enemigo maligno,

O enfermedad, o muerte o fantasma de la noche,

O espectro de la noche, o fiebre, o maligna pestilencia,

Seas arrojado ante mí, 

¡Aparta tu presencia de la casa!

Pues soy el hechicero-mago de Ea,

El que recita el exorcismo para el enfermo”

Es patente el recurso de la gradación como figura retórica, la intensidad emotiva de los versos recitados por el hechicero-sacerdote va in crescendo, hasta arrojar a la entidad que provoca la enfermedad del paciente. Con solo cinco versos correspondientes a los versos 6 al 10 de la transcripción acadia del texto podemos ver otros recursos poéticos como posible metro fijo, rima y aliteración del fonema , que por otro lado no podríamos afirmar de manera tan categórica, dadas las dudas que permanecen respecto a la fonética y prosodia acadia.

ilu Šamšu ina pa-ni-ia ilu Sin ina ar-[ki-ia] 

ilu Nergal ina im-ni-[ia]

ilu Ninip ina šu-me-li-ia

ana mar-ṣu ina te ḫi-e-a     

ina ḳaḳ-ḳa-du mar-ṣu ḳa-ti ina um-mu-di-ia

A pesar de que la cultura espiritual está fuertemente ligada a las actividades económicas y sociales de un pueblo, no podemos olvidar la dimensión sagrada en la cual el espacio y el tiempo están lejos de ser homogéneos, ejemplos comunes son el templo y el solsticio. El médico ejerce una función sagrada al invocar a dioses como Nergal o Shamash mencionados en el poema. Ejerce influencia y control. Vemos que en la relación del hombre con sus dioses, este no se encuentra meramente sometido, sino que es posible ejercer control sobre los espíritus y los dioses. La poesía desde su origen ha cumplido una importante función social, como el ayudar al ser humano a sentirse seguro en su entorno y al menos de manera precaria empezar a buscar la modificación de su realidad.

Por otro lado a través del mito la poesía ha estado íntimamente ligada a la formación de los primeros modelos a través de los cuales el hombre empezó a explicar, o al menos a través de los cuales empezó a tener una idea de su realidad.

“Los dioses que sujetan al hombre

Han llegado desde la tumba,

Los tornados malignos

Han llegado desde la tumba,

A pedir el pago de ritos y las libaciones

Ellos han llegado desde la tumba”

En los versos anteriores se puede observar que el autor del texto tenía una visión negativa respecto a la muerte; la tumba está presente como un símbolo de lo que es el origen de la maldad, de lo que infecta la tierra. La sola imagen de seres que llegan desde la sede de los muertos puede ser algo estremecedor por más racionalizaciones que haya en torno a.

EN DINGIR-DIB-DIB-BI-E-NE URUGAL-LA-[TA]

IM – TA – E – A – [MEŠ]             

MULLA – E – NE – HUL – A – MES URUGAL – LA – TA   

IM – TA – E – A – MEŠ

KI –  SIG – GA – A – DE – A – AN URUGAL – LA – TA

IM – TA – E – A – MEŠ

De nuevo, en la transcripción sumeria del texto vemos recursos básicos como la aliteración DINGIR-DIB-DIB, que independientemente de la función gramatical de la forma, da una pauta a través del cual es posible marcar un posible ritmo, por otro lado la partícula TA produce al menos en apariencia una rima lo cual también se cumple para el verso IM – TA – E – A – [MEŠ] que de acuerdo a la versión inglesa de Campbell-Thompson corresponde aproximadamente a Han llegado desde la tumba. No podemos hablar de pie como sería el yámbico o algún otro tipo de rasgo prosódico, pero en un ejercicio de imaginación es posible entrever incluso un canto a dos voces en donde el estribillo cumple además la función de enfatizar la emotividad y solemnidad del poema participando en la imago mundi en que los elementos procedentes de las puertas del inframundo (la tumba) son vistos como poderosos agentes de desgracias.

Desde su origen la poesía ha sido un vehículo de la memoria y expresión humanas que participaba en la construcción de la visión del mundo de la cultura, en este caso la de la llamada tierra entre ríos, lo cual acentúa la cohesión social de un grupo. El Arte tanto en su origen como a través de la Historia cumple una función vital y el Horror fue una emoción que estuvo ligada a agentes propios de la cultura material, estrechamente ligada a las condiciones económicas y sociales.