Cuántas historias en el relleno sanitario

Escrito por Hortensia Carrasco Santos el 06/01/2023

En un depósito de papel, siempre hay un empleado que se encarga de separar el material que entra, es decir, lo que son revistas, libros, cuadernos, cartón y archivo muerto. Hay algunos, que al ver que son libros lo que la gente llega a vender, los apartan y los ponen a la venta al público, de esa manera, el libro no tiene como destino la trituradora y el reciclaje.

Sólo que, sí el empleado no es de amplio criterio o se deja llevar por prejuicios, habrá libros que sin duda serán arrojados al montón de papel que será reciclado, así sucedió con dos libros de los cuales y por desgracia, sólo pude rescatar uno.

Sucede que pasaba cerca del depósito y vi que el encargado apartaba archivo muerto y hojas de cuaderno y en un instante, dejó caer sobre el contenedor un libro, me acerqué para saber qué título tendría tan terrible fin y era nada más y nada menos que Historia de O de Paulina Reáge o Dominique Aury.

Fue tal mi consternación y también una especie de emoción porque hacía tiempo que un amigo quería conseguir el libro, por eso y sin más lo retiré de aquella caja y le pregunté al encargado el precio y me dijo que 10 pesos, más arriba, entre fotografías de desnudo, estaba otro libro del que apenas alcancé a ver el título, y no le presté mucho interés porque en ese momento mi objetivo era llevar a mi amigo el libro que tanto deseaba leer.

El otro libro, el no rescatado, se titulaba: Las mujeres sin hombres, no alcancé a leer el nombre del autor, en cambio vi que la portada era una mujer desnuda, días después, supe que la autora era Shahrnush Parsipur y que esa obra trata, de acuerdo con una reseña encontrada en Internet de “temas tabúes como la virginidad, el deseo y la libertad sexual de la mujer. Se trata de una novela desafiante, viva, de escritura ágil y sugerente, con personajes tan reales como mágicos, tan memorables como increíblemente frescos. A la autora, su pasión por la literatura y la lucha por conseguir igualdad de derechos para la mujer, le han costado un encierro de cinco años en las cárceles de su país. En la actualidad, continúa con su labor literaria desde el exilio”.

Al enterarme del libro no rescatado sentí algo de enojo por no tomar en cuenta ese libro, porque sin remedio fue a dar a las fauces de una trituradora. Ya sé que no soy ninguna especie de super héroe de los libros, porque seguro hay cientos o miles de ellos que no libran su destino.

Y bueno, regreso un poco la cinta y les cuento que al hojear el libro de historia de O, sospeché por qué lo tiraban, así sin más, junto con el archivo muerto; en la segunda de forros y en la portadilla estaban engrapadas imágenes pornográficas, todas ellas de sexo oral, con algunas notas.

Me percaté, que, entre una de las imágenes, había una carta, que daba cuenta que el libro perteneció a una mujer en cuya misiva expresaba a alguien su deseo sexual y pasión, incluso le hacía saber que estaría dispuesta a dejarse tratar igual que O.

De hecho, todo el libro está lleno de anotaciones, como si la dueña del libro fuera escudriñando en cada párrafo para marcar las situaciones donde hay una entrega completa por parte de O y donde esta mujer es capaz de perder la voluntad.

No siempre se puede permanecer en un lugar y evitar que sucedan situaciones como el que los libros se vayan sin remedio a un destino de desaparición donde sus narraciones o poemas serán borrados de sus páginas y se volverán parte del relleno sanitario. Más cuando se está, se siente bien salvar un libro. Por cierto, otro que encontré días después fue Memorias de una cantante alemana.