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Poemas de Paula Andrea Pérez Reyes, cuando escribo sobre el muro

Escrito por el 22/07/2024

Paula Andrea Pérez Reyes (Medellín - Colombia)

Doctora en filosofía con distinción Summa Cum Laude. Licenciada, magíster en filosofía y Abogada defensora de derechos humanos. Socia Cofundadora de la Red para el Estudio del Proceso y la Justicia. Ha sido coordinadora del Centro de Conciliación Luis Fernando Vélez Vélez de la Universidad de Antioquia. Coordinadora del Semillero de Transformación de Conflictos y Docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UdeA en donde dicta desde hace más de 7 años la cátedra de Literatura y Conflicto. También es docente de Posgrados, maestría y doctorado en distintas universidades de la ciudad de Medellín.

Presentadora, conferencista y poeta en festivales y eventos en Colombia, México, Perú, España y Ecuador. Ha publicado numerosos artículos, columnas de opinión. Autora de los libros: «Cuando escribo sobre el muro» (El Quirófano Ediciones, Ecuador, 2021) «Las quimeras del tiempo» (2022) reconocido como el mejor libro de poesía en 2021. Su último libro Réquiem desde la grieta se encuentra en proceso de edición.

SELECCIÓN DE POEMAS DEL LIBRO «CUANDO ESCRIBO SOBRE EL MURO» PUBLICADO POR EL QUIRÓFANO-COLECCIÓN VOCES DEL MUNDO:

HABLO

A Eduardo Lizalde
A una tarde del 2016

Hablo
todo lo que digo confunde
haciendo alusión a Lizalde:
Cada cosa es Babel

Hablo
vuelvo a comprobar que nadie me oye
la casa se llena de sombras cada vez que abro la boca.

Hablo
una lengua dividida una lengua fragmentada
todos en la casa discuten
y mientras hablo
la confusión se hace gesto en sus caras.

Hablo y cada cosa es Babel

lo transparente se torna blanco y destila plata que se degrada en gris.

Hablo
y como dice Lizalde:
Cada cosa es Babel

Hablo
y nuevamente la puerta se abre

¡Oh claridad inalcanzable!
El fin de una conversación no merece tocar las puertas de la muerte
Finalmente, nadie entiende.

HORIZONTES

A las madres de la candelaria
y a todas las sobrevivientes.

Amanecer que dibuja una línea entre el cielo y la tierra. Porvenir que crece latente sobre una pantalla infinita por donde se asoma la vida cuando busca ser narrada cuando ésta desea continuar.

Filo de la esperanza eres horizontes
que con tus fibras
buscas romper con esa imagen repetitiva del mundo hecho cenizas.

Con la fuerza de una palabra
se anida la ensoñación en la casa.

Se lleva en su maleta la ilusión de un día y con ella, una mañana anuncia su llegada.

La pureza reposa en el aroma de las flores
y se hace aliento de una prometida primavera en el rostro de un niño que nos acompaña.

OTRO

Para E, siempre presencia

Otro por el que vivo otro por el que pienso
y otro por el que muero.
Otro por el que el ojo se abre y se cierra,
y se queda detenido en el tiempo para saciar el hambre.
Salgo por los caminos para escapar, para no encontrarlo y en esa huida,
nuevamente se cruzan nuestros ojos.
Otro por el que estoy dispuesto a todo y dejo de recorrer el mundo para quedarme
a su merced.
Otro por el que las agujas del reloj marcan el compás
de la sinfonía delirante de mis palabras cuando pronuncio su nombre.
Otro por el que no soy otro, pues siendo para él una   hoja suelta,
soy solo la silueta que lo acompaña.

PEDIMOS MÁS TIEMPO

Pedimos más tiempo para que esa noche de desvelo no termine y llegue una cotidianidad que te haga olvidar.
Pedimos más tiempo para que los brazos se hagan ramas de un árbol de la cual las mariposas vuelen
y
besen sus flores.
El hechizo del tiempo trajo sus cordones para enredar nuestros pasos
y
hacer que todo de una vuelta
y
suceda en un instante.

Pedimos más tiempo
Para que el mar de palabras llegue a su orilla
y
abracen nuestros pasos.

¡Sí! Más tiempo
para que la conversación no se agote en un intercambio de mensajes
más tiempo…
Para que ese humo del café
suba como el deseo que pedimos hasta que pueda cumplirse

¡Más tiempo!
Para que esa melodía de fondo siga siendo la canción que nos abrace hasta que la finitud nos alcance.

EL ESPEJO DE LOS BÚHOS EN LA NOCHE

Tenemos el ojo de la paloma, dejamos en el baúl los ojos de las aves de la noche.
La realidad se mira en las siluetas que danzan en medio de los pensamientos.
Solo los búhos creen que sus alas no son las alas de Ícaro, pero el sol los está esperando en la caída del día.

Le dije a mi sombra,
abre muy bien los ojos cuando camines entre las nubes de humo que salen de la cabeza del que me dibuja en su sufrimiento, no olvides que él cuenta cada segundo como si el tiempo se tomase el atrevimiento de tomar una pausa.

Y mientras tanto mis manos se juntan para rezar por aquel que espera que cierre la puerta.

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