
Siempre he pensado que si quieres conocer la historia de un lugar, la mejor forma es conocer los mitos y leyendas de esa zona. La tarde del domingo 16 de febrero tome camino con dirección al CENART, para disfrutar de la puesta en escena interdisciplinaria de MITOS PREHISPÁNICOS.
Eran las 6 pm cuando dentro del teatro Salvador Novo, una atmósfera de paz y misticismo inundó el espacio, después de un breve saludo, sutiles luces verdes y amarillas iluminaron a la narradora Micaela y al ensamble Ámbar, dando inicio al primer mito EL COCAY.
Mientras el fondo proyectaba videos nítidos de paisajes selváticos, escuchamos con voz melódica y suave el mito maya el cocay, cambiando de sonidos entre cuerdas de violonchelo, teclas de piano, sutiles platillos y los profundos vientos de la flauta transversa, nos ayudaba a imaginar las vicisitudes de este pequeño amigo, hasta lograr prender su fuego interno que ilumina las noches húmedas con su corazón cálido y valiente, la iluminación en el escenario con sutiles luces cálidas, brillando como pequeñas luciérnagas nos abrazó los sentidos y preparo nuestros oídos para los siguientes mitos.

Los aplausos dieron paso al segundo mito de LOS TRES VENADOS CELESTES. Esta vez nos trasladamos a la zona del bajío de México, donde habitaron los Tepehuanes, aquí el video arte dio entrada a una hipnotizante luna llena, protagonista de esta historia, la mezcla de las percusiones agudas y espaciadas, provocaba imaginar a una hermosa mujer y sus tres venados amantes, el violonchelo nos evocaba a un Dios Tláloc celoso e iracundo, persiguiendo a los pobres venados que nada podían competir con un dios, la flauta nos dio el consuelo de la protección de la hermosa Diosa de la luna Dyade al tomar a sus venados colocarlos en la bóveda celeste donde ahora conocemos la constelación de Orión, cerramos este hermoso mito con una majestuosa imagen de Orión y la vía láctea, siendo conscientes de la inmensidad del cosmos.
Esta vez los suspiros acompañaron a los aplausos y se dio inicio al tercer mito EL COCIJO. Proveniente del panteón zapoteca, el cocijo era un pequeño y aparentemente insignificante dios, sus andanzas eran acompañadas por las notas del piano y las percusiones agudas, mientras que el videoarte proyectaba como vivían los humanos de esos tiempos, en penumbra por las noches y con alimentos crudos por el dia, con paisajes desérticos y de vez en alguna flor como recordándonos la esperanza de la vida. Los hombres de esos tiempos, construyeron una montaña y suplicaron al poderoso Dios Pitao que les concedería el fuego, entre un gran debate entre el violonchelo y la flauta por fin se definió que un Dios menor debía sacrificarse en el fuego para poder llevarlo a la humanidad. El piano ambientó el ingenio del cocijo quien pidió a sus hermanos que cubrieran su cuerpo con agua y con el viento levantaron las llamas, de esta forma con un estruendo y un estallido de luz, nació el rayo.

Después de un oscuro total, la sutil luz verde inició la proyección de la selva maya, la imagen colorida de un ave nos introdujo al mundo del siguiente mito: Dziú y el maíz. La flauta le dio el sonido del canto y el silbido de su vuelo, esta noble ave era muy querida en la naturaleza por su bondad y simpatía, pues cuenta el mito que se arrojó al fuego para rescatar la semilla del maíz, la cual supo que era muy valiosa para la humanidad, por eso, los dios lo recuerdan con el plumaje ahumado y los ojos rojos como las brasas. Con el vuelo del Ave Dziú y alegres notas cerraron el espectáculo interdisciplinario, Micaela Gramajo la voz de narración, presentó a sus compañeros de escenario dirigidos por Renata Wimer, las cuerdas de violonchelo de Pilar Gadea, el piano de Pablo Chemor, las percusiones de Miguel Haller y la flauta de Silvia de Villa, fueron matizados por al elegante y sutil iluminación de Tere Uribe, quien aprovecha al máximo los colores y contrastes del escenario.
No hay mejor plan que pasar una tarde de sábado o domingo que transitar por estos pasajes de historia, raíces y magia de nuestro México.
Fechas y horarios: 8 AL 23 FEBRERO 2025 Sáb, 17 y 19 horas | Dom, 16 y 18 horas Teatro Salvador Novo.

Nota por Elena Morales.





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