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El Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía entrevista a escritores: Víctor Munita Fritis

Escrito por el 13/08/2025

Nos sentimos muy emocionados de poder compartir con todos nuestros lectores, una serie de colaboraciones con respecto a la quinta edición de este proyecto creado y dirigido por el escritor mexicano Ulises Paniagua. En los próximos meses disfrutarán de entrevistas, artículos, traducciones, retransmisiones, poemas que darán un panorama de la literatura actual y los temas que están formando a las nuevas generaciones de escritores y lectores. Vamos rumbo a la nueva edición de este magno evento que reúne a grandes poetas y filósofos contemporáneos. Un espacio para hablar y presentar obra poética, ensayos filosóficos y literarios, así como reflexiones en torno a la cultura y el arte, exposiciones, así como shows musicales de artistas mexicanos.

Continuamos con esta serie de entrevistas hechas por el director del Coloquio el Dr. Ulises Paniagua a escritores que participaron en ediciones pasadas, acerca de su perspectiva sobre la poesía, la filosofía y la relación entre ambas disciplinas, así como su quehacer ante los eventos del mundo contemporáneo. Te invitamos a leer y recuerda “Sensibilidad el Pensamiento”:

Víctor Munita Fritis (1980. Desierto de Atacama, Chile)

Radicado en México con experiencia en teatro y comunicaciones —radio y TV—, es diplomado en guion y estudió Educación en Historia y Geografía. Ha sido parte de innumerables talleres de poesía, narrativa breve, crónica e historia. Fue coordinador de publicaciones en la Editorial U. de Atacama entre los años 2017 al 2019.

Tiene participaciones en diversas ferias del libro de Chile, Madrid, Lima, Guadalajara, CDMX, Saltillo, etc. Además de una serie de encuentros literarios y lecturas como en el Palacio de Bellas Artes de México, Universidad chilenas, españolas, mexicanas y peruanas. Su obra incluye títulos de poesía e historia, como: “La Patria Asignada” (Poesía, Cuarto Propio, 2010); “Yo, entre todas las Mujeres” Editorial Cinosargo, 2007 /Poesía, Emergencia Narrativa, 2010 / Mago Editores, 2020); “México, Paisaje de Copiapó” (Historia, TC, 2021), “Libro de Asistencia” (Poesía, UANL, 2024) y “Un síndrome mesiánico y otras fuentes documentales de Franco Romero Román” de la Editorial BordeLibre, 2024.

Fue reconocido en diferentes ocasiones con: la Beca de Creación Literaria de Chile en el 2017 y 2024, Mejor libro deportivo del año 2018 con la antología “Zapatito con Sangre” y con la Medalla Pedro León Gallo al desarrollo cultural de la región de Atacama, Chile (2022).

Ulises Paniagua: ¿tienes un concepto definido de lo que es la poesía?, ¿has logrado hacerte de una definición propia a través de leerla y escribirla?

Víctor Munita: Cada día o cada año que uno se mantiene escribiendo, esto se complica; uno parece tener una definición y luego la vida misma le revela que la poesía es otra cosa. Sin embargo, para mí, siempre es un encuentro cercano con el recuerdo, con lo popular, con el presente que se dirige al pasado para evitar un desastre futuro.

La estructura del poema me permite narrar en versos asuntos antiguos y recientes de las personas. El poeta debe reconocer en su voz la de su propio tiempo, ser un guardia nocturno de los documentos mientras otros los usan durante el día, y sobre todo, ser una voz para los muertos olvidados que no lograron contar su propia historia. Claramente, sin perder de vista que la poesía es ese encuentro entre quien escribe y lo escrito, entre el lector y el poema.

Ulises: ¿Esa concepción fue diferente en algún momento? Es decir, ¿tuviste algún criterio distinto al respecto de la poesía en otra época de tu vida?

Víctor: Claro que sí. En algún momento, esta idea era más purista, más pegada a la expresión del instante. Pero esa visión era de mi adolescencia, de un escritor al que le faltaba faltaban códigos o formalidad en el lenguaje, algo más intuitivo y hasta “crudo”, mezclado con la opinión y la figuración social. Después, a medida que uno lee y conoce poetas y artistas de otras áreas, aparecen voces que te muestran que la poesía está en cosas sencillas de lo cotidiano. Pero, como todo lo que es temporal, eso también se acaba, y surgen los detalles más finos —la contemplación— de la naturaleza y la gente. Ahí, la poesía se eleva a otro nivel: al cuestionamiento más sutil de nuestra vida íntima y pública, a los ejes sociales. La poesía cuestiona más, incluso lo central de la política y estar al margen de los partidos y sus rollos. Para mí, como historiador, la poesía no es solo un género; es también una fuente valiosa de información sobre la experiencia humana a lo largo de la historia. La poesía puede revelar aspectos íntimos de las personas y de las sociedades, de la cultura en general, de una época que quizás no se encuentran en otros documentos históricos. Además, puede ofrecer miradas únicas sobre eventos y cómo los vivió la gente.

Ulises: ¿Crees que exista una relación cercana, profunda, entre poesía y filosofía, o consideras que no tienen liga alguna?

Víctor: Sí, creo que existe una relación intrínseca, y la historia lo corrobora. Personalmente, no me aparto de esta visión: para mí, la poesía me ha impulsado a situar a la humanidad en el centro de la reflexión y la acción. Esta es una actitud de pensamiento crítico y filosófico que enfatiza la dignidad, el valor y el potencial de las personas, aspectos que deben reflejarse en mis creaciones. La poesía me transforma en un humanista centrado en la naturaleza —porque es el humano, naturaleza—, una perspectiva que celebra y busca comprender la capacidad humana en su entorno natural, defendiendo la justicia, la dignidad y el bienestar de todos a través de la razón, el mantenimiento de una ética y la cooperación.

Ulises: ¿Piensas que existen poetas, que hayas leído, que logren un verdadero planteamiento filosófico en alguno de sus textos? ¿De qué forma lo hacen?

Víctor: En la antigüedad están pensadores como Platón y Heródoto, quien, aparte de historiador, hacía descripciones basadas en el pensamiento y la poesía. También están Dante, Sor Juana, Goethe, Unamuno y Octavio Paz. Dos que me conmueven son: Roque Dalton, que mediante su poesía nos adentra en la médula de la filosofía y la política, llevándonos a algo panfletario que acerca al lector; creo que es el único poeta panfletario que lo hace con alta calidad. No es menor tratar de llegar con el pensamiento político de un modo cercano y profundo; eso es algo que lleva tiempo de construcción interna, consideraciones importantes al momento de observar y una cuota importante de talento. El segundo es Fernando Pessoa, este excepcional poeta portugués que, con múltiples heterónimos, daba vida a distintas voces poéticas y filosóficas. Realizaba una exploración profunda de la identidad, la realidad y la existencia humana.

Ulises: ¿Consideras que existen filósofas o filósofos, que hayas estudiado, que logren un grado poético en algunos de sus párrafos o sus ideas? ¿De qué modo?

Víctor: No he profundizado tanto en su estudio, pero en la universidad he tenido contacto en algunos textos con autores como Schopenhauer, cuyo tono es más melancólico y se centra en el sufrimiento del mundo; Heidegger, a quien conozco menos y cuya obra me resulta más densa; y Bachelard, que aborda los elementos de la imaginación, la filosofía de la ciencia y la poética de la creatividad. De ellos, Bachelard en particular, me parece que logra esa unión entre la poesía  y la ciencia,  ideas aparentemente dispares. En Chile, hay dos importantes filósofos, Humberto Maturana y Francisco Varela, quienes desarrollaron una profunda sensibilidad hacia el lenguaje, las emociones y la experiencia humana, acercándose a lo poético y a la ética de la vida cotidiana. Para ellos, las palabras no son neutras; tienen el poder de configurar nuestra experiencia, de “acariciar o herir”.

Ulises: ¿Piensas que exista la poesía más allá de la palabra, o es un asunto exclusivamente escrito?

Víctor: Claro que sí, la poesía para mí existe más allá de la palabra escrita. Si bien su forma escrita es la más tradicional y reconocida, esta trasciende las letras y se encuentra en las experiencias humanas, en la música, la danza, la pintura o en la poesía experimental o visual e incluso en las acciones humanas más oscuras. Por ejemplo, la pintura “El triunfo de la Muerte”, que se encuentra en el Museo del Prado, simboliza a la muerte como un gran ejército de esqueletos arrasando la Tierra. Si en eso no hay una manera sensible de ver la vida de principio a fin, ¿qué es la poesía? Existe un poeta nicaragüense, Alain Pallais, quien participó en la guerra de Irak como soldado y nos entrega un enigmático poemario publicado en Valparaíso Ediciones, un actualizado texto de poesía épica que nos revela la fragilidad y la crudeza en medio de lo terrible, al igual que Robert Desnos, quien en los campos de concentración nazis, escribió poemas de amor. Esto de Alain o de Desnos, aunque no lo hubieran escrito, pero lo contemplaran con la sensibilidad poética o lo comentaran tan solo con una persona, es ya algo increíble y emocionante, es como ese instante hondo en que te reconoces vulnerable, compasivo e incluso  culpable al ver la pintura “El Triunfo de la Muerte”, eso es poesía más allá de la palabra.

Ulises: ¿Cómo contemplas el estado del mundo actual y cómo pinta el futuro para los tuyos y el planeta, según tus ojos?

Víctor: Me aterra la ostentación del lujo, la gente que busca ser como otros sin fundamento; ojalá quisieran parecerse a personas geniales de la humanidad, pero admiran a narcos, cantantes sin talento, influencers aparentemente ricos. Pelean por políticos de uno y otro lado, y a esa gente no le importamos tanto; es una carrera de poder y económica en la que no vamos a entrar, y si entramos, nos mantendrán en el alambre del circo, sin arnés. Me aterra esa gente con una mentalidad que, cuando tienen un poco de conocimiento, lo esconden y lo usan para aplastar a otros, para sentirse bien o campeones en una fiesta, me aterra y es hasta ridículo. Lo utilizan para dejar sin trabajo y proyectos a personas, no hay nada más triste que dejar a otro sin la posibilidad de trabajo. Me incomoda el exceso de poder que no ayuda a otros; así veo el hoy. El poder vacío, el poder sin fraternidad. Puedes pensar diferente, y ojalá, pero la fraternidad es importante.

El futuro para los míos es incierto. Mi madre está muy enferma y mi padre también, por ellos volví a Chile; mis hermanas y sobrinos son seres fantásticos que también están viviendo lo que significa estar con ellos. Al lado de todo eso, me hace repensar mi vida. Estoy estudiando una nueva carrera, quisiera ser padre, cambiar cosas desde ese punto, crear y criar culturalmente a un ser humano más amable para esta sociedad. Hoy, todo me hace pensar que podría dejar todo lo que hago sin más, en buscar y trabajar por algo más importante para los demás y que me genere lo más cercano a la felicidad, aunque actualmente la literatura me entretiene, es algo tan importante que puedo dejar, porque no es urgente en mi vida, pero sí es importante.

Ulises: ¿Crees que poetas y filósofos deben contribuir a la construcción de un futuro mejor, sin una obligación propiamente, o no tienen ninguna relación con ello? Si la respuesta es sí, ¿de qué forma pueden hacerlo?

Víctor: Considero que los poetas y los filósofos deben contribuir a la construcción de un futuro mejor, y lo hacen a través de la palabra, tanto escrita como en el desarrollo del pensamiento.

Poetas y filósofos deben contribuir a que las personas puedan entenderse, tener diferencias legítimas y pensar de manera dispar, pero siempre lograr un entendimiento al finalizar las conversaciones, especialmente en un mundo donde la gente ostenta su conocimiento, se involucra o desarrolla actividades en las que a menudo pisotea a otros para ganar poder mediante el ninguneo y la imposición intelectual.

Lo que propongo es casi un sueño en un mundo que planifica guerrillas y guerras a plena luz del día, que olvida sus propios errores para echárselos en cara a otros, y que es capaz de decir cualquier patraña con tal de salvar su espacio, su trabajo o su aparente poder. Para mí, esta es la forma en que los poetas pueden contribuir a un futuro mejor. Los filósofos, por su parte, deben ser mucho más cercanos en la entrega de su pensamiento y, a la vez, genuinos —ojalá—, para que las generaciones actuales y futuras comprendan mejor nuestro rol como personas en la sociedad.

Ulises: ¿La poesía y la filosofía se encuentran, en tu opinión, en el día a día? Si es así, ¿de qué forma lo hacen?

Víctor: siento que es sumamente simple lo que voy a responder, pero no le doy  otra vuelta que pensar en que la poesía y la filosofía están profundamente entrelazadas con nuestro día a día, más allá de los libros o lo académico. Se manifiestan cuando contemplamos, nos hacemos preguntas, nos maravillamos o nos decepcionamos ante alguna situación. La filosofía aparece al razonar, argumentar o buscar coherencia en nuestras ideas. La poesía se revela en el uso de nuestro lenguaje cotidiano y en la emoción que nos provoca estar ante algo sensible. También las vemos en nuestras decisiones diarias, que reflejan nuestra ética, y en los gestos que se transmiten sin palabras. Ambas estructuran la razón, procesan las emociones y nos ayudan a encontrar cierto sentido a nuestras experiencias históricas. Digo siempre históricas, para hablar del pasado, del presente y el futuro de la vida; el sentir y el expresar humano, las conductas que promueven el conocimiento, nuestra educación o la formación intelectual, en general nuestro proceder en la cultura.

Ulises: ¿Quieres compartir un mensaje poético o filosófico para el futuro próximo? Muchas gracias.

Víctor: El último tiempo fue duro, sí, pero no menos que para otras personas que realmente viven situaciones complejas en otras partes del mundo, como Gaza, donde a los padres se les mueren sus hijos en los brazos, frente a sus ojos. En estos últimos años, donde intenté acabar poco a poco conmigo, me dejó una revelación preciosa: lo bueno, lo realmente genial y sencillo de vivir, siempre estuvo justo delante de mí y no lo tomé; estaba distraído, como dice Facundo Cabral, y por ende, ajeno. Hoy me siento más liberado al ser un hombre corriente: el que hace el aseo en una tienda, el que despacha cervezas en el bar, el que volvió a estudiar una licenciatura, el que escribe para otros en una productora, el que escribe lo que se propone a la vez. Ya no me interesa ser el “escritor de opinión” o el “referente” de una zona o un grupo tan politizado. Es un alivio mantenerse al margen de esa discusión superficial, no menos intrascendente por el poder que, además, ejercen siempre otros, aunque estés cerca o él. El poder es difícil si vienes de abajo. Hay unos versos de dos poemas del poeta Claudio Bertoni que son muy sencillos, pero me hacen sentido: “da lo mismo ser Jesús, Bill Gates o un tarro de Nescafé” y el otro “no estoy en el poder, estoy en la fila del pago de la luz; no estoy en el poder, estoy subiéndome a un microbús; no estoy en el poder, estoy comiendo un trozo de pan…”.

Mi quehacer artístico es mi refugio, un regalo que me da bienestar, porque plasmar un poema es algo inmensamente potente. Escribo con propósito, pensando siempre en la mejor versión de cada libro; no lo hago al azar, aunque la mayoría son libros imperfectos y ahí radica cierta alegría.

Me acuerdo de otro fragmento de un poema de Erick Polhammer:

“Soy la persona más afortunada del mundo/Ustedes no vieron jugar a Jesús Trepiana/¿En qué andaban?/Trepando posiciones, corriendo la carrera de las ratas/Jamás me cansaré de reiterarlo/Yo vi jugar a Jesús Trepiana con estos ojos de lince/Yo puedo morir en paz/El resto es literatura.”