Una breve historia de las ídolos virtuales japonesas

Escrito por Joel Cuellar Lopez el 31/05/2024

Corría el año de 1982 cuando se estrenó en la televisión japonesa la serie de animación Super Dimension Fortress Macross, la cual fue conocida años después en América como la primera parte de Robotech. Dicha serie, como casi todo emprendimiento de animación de la época, no solamente estaba motivado por la sed creativa de sus autores, sino que a la par había un aspecto económico importante. Dicha serie contaba con suficiente drama para mantener a la audiencia entretenida, pero también poseía una gran variedad de naves espaciales y cazas de combate, cuyos diseños podían ser vendidos como juguetes o kits de modelismo.

Pero en lo que me quiero concentrar hoy es en el otro aspecto artístico y de negocio por el que destacó la serie, me refiero a la música. Dentro de la serie, uno de los personajes principales es la cantante Lynn Minmay. Dicho personaje, se convirtió en un ídolo de la canción no solamente dentro de la animación, sino que también tuvo éxito en la vida real. Mari Ijima, quien interpretará la voz de Minmay en el japonés original, también era una gran cantante y pudo encarnar al personaje tanto en su voz cotidiana como en su canto. No era la primera vez que algo así ocurría, recordemos al caso de The Archies, quienes eran un grupo de pop tanto en la vida real como en la animación.

Mari Ijima deseaba ser conocida por sí misma, pensó que interpretar a Minmay sería su primer paso a la fama. Sin embargo, la fama le correspondió al personaje y no a su intérprete. Esta situación se vió reflejada años después en Macross Plus (1994), una de las muchas secuelas que ha habido de la serie original. En dicho Anime, Myung Fang Lone es una mujer que ha dejado su sueño de ser cantante para convertirse en la “productora” de Sharon Apple, la más grande Ídolo (Idol) musical, en este caso se trata de una Idol virtual, una inteligencia artificial capaz de crear imágenes holográficas y música. Durante la trama se revela que Myung interactúa con la IA “prestándole” sus emociones, la pieza del rompecabezas creativo que todavía le falta.

Evoco estos antecedentes porque diez años después del estreno de Macross Plus se lanzaría la primera pieza de tecnología capaz de hacer a Sharon Apple realidad. Se trata del software conocido como “Vocaloid” y que hizo su primera aparición en 2004 como “Virtual Soul Vocalist”. Este programa, desarrollado por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, con apoyo de la corporación Yamaha, permite a sus usuarios sintetizar canto al teclear letras y melodías en su interfaz.

Esta tecnología inicial todavía requiere de un compositor humano, pero además en su desarrollo se necesitó de una biblioteca de sonidos grabados de un actor o cantante real. Por lo que se han lanzado diferentes versiones del software acompañadas de diversas bibliotecas, usualmente junto con la imágen de una Idol virtual. Probablemente la más conocida y exitosa de estas Idol virtuales es Hatsune Miku, diseñada con una estética anime, representa a una jovencita de 16 años.

Dicho Idol fue desarrollado por Crypton Future Media, diseñada como “Una voz femenina y linda” con la cual los productores y compositores profesionales pudieran crear. Su éxito llegó al punto de ser considerada como la primera Idol virtual japonesa y posteriormente también la convirtió en la primera cantante holograma. Pero rápidamente le seguirian otras creaciones de Crypton como: KAITO, MEIKO y Megurine Luka. Todos conocidos coloquialmente como Vocaloids, nombre con el que se personifica a esta combinación de elementos tecnológicos.

Mucho se ha hablado a lo largo del tiempo sobre la explotación de la industria del entretenimiento y en específico de la industria musical sobre sus artistas. Veo a estos Vocaloids como el sueño de todo productor, una creación que siempre obedece, no reclama ni envejece, a la cual no se le tiene que pagar regalías y que siempre estará a disposición.

Con los nuevos adelantos en las tecnologías que en su conjunto llamamos comúnmente “Inteligencia Artificial” en un futuro no será necesario tener una biblioteca de voz grabada ni un compositor, el sueño de todo productor, simplemente se le pedirá al Vocaloid que cante algo y este lo hará de la manera o el estilo requeridos.

Lo único que me gustaría saber es ¿A quién le van a cantar?

Columna: Transpoiética