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¿Qué es el arte?

Escrito por el 06/08/2025

En la pasada columna revisamos una definición de trabajo sobre lo que consideramos ciencia para los fines de esta columna y así facilitar el diálogo con quienes nos leen. Por lo tanto, en esta ocasión nos toca hablar sobre el arte, el otro aspecto que complementa los intereses de esta columna. Debo de confesar que esta tarea me parece de entrada más compleja que la definición de ciencia, que por sus propias características gravita hacia definiciones claras y a una mayor estructura en su discurso.

En el caso del arte, primero debemos distinguir el uso de la palabra como término formal de su expresión coloquial, esta última hace referencia general al desarrollo de cualquier habilidad. Por lo tanto existen frases como: “el arte de la conversación” o “el arte de amar”, que aunque son frases válidas dado esa acepción coloquial, no es el foco de interés de esta columna.

Para nuestros fines queremos llegar a una definición más precisa de arte, por lo que es necesario delimitar y vamos a hacer eso entendiendo el arte como algo exclusivamente humano. Por lo tanto el debate sobre la capacidad artística de los animales no humanos o de las inteligencias artificiales será harina de otro costal. Habiendo hecho esa primera delimitación, invito a quien lee estas líneas a acompañarme mientras hago una brevísima revisión sobre lo que conocemos acerca del origen del arte.

Los primeros rastros de patrones dejados por pigmentos o talla en roca que anteceden al arte humano tienen por lo menos setenta mil años y fueron encontrados en la caverna de Blombos en Sudáfrica. Mientras que los ejemplos más viejos que existen de arte figurativo (representación de figuras identificables en el mundo real) se ubican en la cueva de Sulawesi, Indonesia, con al menos cuarenta mil años de antigüedad. Se trata de una serie de siluetas de manos humanas, plasmadas mediante una técnica de estarcido o esténcil.

Sulawesi

En el último siglo se ha representado en muchas obras de ficción a nuestros antepasados prehistóricos como carentes de complejidad cultural, asumiendo que todo lo que hoy llamamos arte ha sido realizado durante los últimos miles de años, correspondientes al período de la historia escrita.

Sin embargo, los vestigios artísticos que se han encontrado en todo el mundo dan cuenta de que desde muy atrás en la prehistoria, al menos desde hace unos treinta mil años, nuestros ancestros ya contaban con una rica vida cultural, llena de simbolismo, arte y complejas relaciones sociales. Desde pinturas rupestres, pasando por figurillas talladas, hasta instrumentos musicales, todos estos ejemplos nos hablan de una necesidad humana por expresar las propias creencias y emociones, creando así manifestaciones externas de una cosmovisión interna.

Hombre de Urfa

Ubicar dichos rastros de arte en los albores de la civilización ha hecho que en la discusión antropológica sobre lo que nos hace humanos, el arte se haya identificado como uno de esos aspectos de la cultura universal encontrado en toda civilización. Colocándole junto a fenómenos como el lenguaje, la capacidad simbólica o la religión. Vemos entonces que el arte es parte intrínseca de la condición humana.

Mencionamos antes la acepción formal de la palabra arte, pero no la definimos, cosa que creo ahora podemos hacer gracias al contexto que hemos revisado sobre el origen del arte y la preeminencia que ocupa en en el quehacer humano. Tiene que ver entonces con aquellas actividades mediante las cuales el ser humano crea obras que producen, en quien las contempla, tanto una sensación de belleza (experiencia estética), como una estimulación intelectual (juicio estético).

Le decimos formal a esta definición porque existe toda una teoría y una tradición académica detrás, donde el concepto central es el de estética. Desde que se acuñó el término en la antigua Grecia, filósofos y artistas han discutido sobre lo que constituye la estética, no solamente como un sinónimo de belleza, sino equiparándola con aquello que es bueno o que cumple un propósito.

Mosaico de Ninfa Griega

Durante la historia registrada de la humanidad podemos ver un esfuerzo común, tanto por fomentar un perfeccionamiento técnico de las capacidades necesarias para crear algo estético, como por definir aquello que logra serlo y diferenciarlo de lo que no lo logra. Por lo tanto, con estética nos referimos tanto a aquello que consideramos bello, como a la disciplina encargada de su estudio.

Una pregunta clásica en la disciplina estética es: ¿las propiedades estéticas son inherentes al objeto o dependen exclusivamente de la experiencia subjetiva del espectador? Y de la misma manera podemos preguntarnos si: ¿aquello a lo que llamamos arte puede serlo por sí mismo o su condición depende solamente del juicio estético? Por ejemplo, si una obra conmueve pero no es realizada con una gran pericia técnica o está elaborada fuera de los preceptos académicos, muchas veces no es llamado arte, tal vez se le nombre como producto cultural o como artesanía.

El rapto de Europa (Rembrandt)

A lo largo del tiempo, siglos de tradición académica dieron como resultado instituciones rígidas, con definiciones estéticas pulidas durante generaciones, de las cuales no era fácil librarse o siquiera alejarse demasiado. Fue por ello que a partir del siglo XIX comenzaron a explorarse y hasta a transgredirse los límites de lo que pudiera considerarse arte, tanto por gente formada dentro de los cánones estéticos tradicionales, como por individuos completamente ajenos a la academia.

Un ejemplo interesante de estos movimientos más recientes es el del arte conceptual, donde la idea o concepto desplaza a la obra. Por lo tanto, la expresión de la idea del artista (estimulación intelectual) es lo único relevante. Me parece interesante porque pareciera estar ausente el otro aspecto de la definición formal de arte, la percepción de belleza, por lo que ciertamente hay argumentos para afirmar que este movimiento sale de lo que podemos llamar arte. Cabe destacar que es solamente a través de estas experimentaciones que podemos encontrar los límites de las definiciones, sobre todo con algo tan complejo como el arte.

De esto último podemos llegar a una delimitación clara para nuestra definición particular: consideraremos arte a aquellas manifestaciones culturales que logren una experiencia y un juicio estético en quien las contempla. En otras palabras, la obra debe impactar en la emoción y en las creencias del espectador para que podamos llamarle arte.

"La Fuente" (Fountain) por Marcel Duchamp

Aquellos productos culturales, artesanías o decoraciones cotidianas no son menos valiosos o importantes para nuestra vida, pero el arte tiene que ver con la necesidad de manifestar hacia el exterior algo de nuestro mundo interno y que a su vez dicha creación logre conectar con el mundo interior de otras personas.

Dicho eso, no es suficiente que una persona reconozca que mi garabato es la representación de un conejo para poder afirmar que he creado arte. El arte conmueve, inspira e inquieta, nos deja una impresión y las cosas no son iguales tras haberlo contemplado.

Estoy seguro de que dejé fuera muchas consideraciones y ejemplos, pero le pido a quien lea esto que tenga en cuenta que el alcance de esta columna es limitado y que esta definición no pretende ser la verdad absoluta, solamente una manera de tener un diálogo más claro con usted.

Columna: Transpoiética.