¿Son reales las imágenes del espacio exterior?
Escrito por Joel Cuellar Lopez el 07/09/2023
Sí y no, es complicado.
Quien haya tenido la fortuna de observar por un telescopio moderno, sabrá que dicha observación no da como resultado una imagen prístina de los cuerpos celestes, la contaminación lumínica y las condiciones meteorológicas dan como resultado imágenes borrosas o alteradas. Aunque las condiciones de observación eran mucho mejores en otros tiempos, estos aspectos nos hablan de cómo, siempre ha sido necesario interpretar de una u otra manera las observaciones para su registro y posterior comunicación.
Las primeras observaciones astronómicas, que se hicieron a simple vista, podían ser fácilmente verificadas por otras personas, en esta primera etapa el registro y comunicación de los hallazgos implicaban una mínima interpretación. Para cuando se iniciaron las observaciones con telescopio, se dibujaba lo visto a través del aparato para poder registrar y posteriormente compartir lo observado, por lo que lejos de poder ver exactamente lo que el astrónomo veía, se tenía que confiar en su registro.
Para cuando fue posible capturar imágenes fotográficas de las observaciones hechas por los grandes telescopios del siglo XX, se tuvo que lidiar con un nivel de interpretación cada vez mayor. Esto debido a que muchas veces la imagen más certera o precisa no fue el resultado de una sola exposición fotográfica, a veces se tuvieron que unir a modo de rompecabezas una serie de exposiciones, otras hacer una composición de varias tomas de un mismo objeto. En otras palabras, una sola imagen directa, pura o cruda, no era suficiente para dar cuenta del fenómeno observado.
En el S.XXI esto es probablemente más cierto que antes, las imágenes que podemos llegar a ver en algún titular sobre un importante descubrimiento astronómico son el resultado de una gran cantidad de datos obtenidos, traducidos y depurados mediante las más novedosas técnicas digitales. Todo esto muchas veces con el objetivo no solamente de obtener la imagen más certera, sino de obtener imágenes bellas, estéticas y atractivas.
Un primer punto a tener en cuenta cuando se habla de la astrofotografía moderna es que no estamos lidiando con la recepción directa de luz a nuestros ojos, sino con luz impactando sensores altamente sensibles, dicho impacto a su vez es traducido en imágenes por un procesador, dando como resultado un primer acercamiento a lo que yace en los cielos. En varios puntos de dicho proceso hay cosas que saldrán mal, ya sea en la recepción de la luz o en su posterior traducción digital. Por lo tanto, es común encontrar «artefactos» en una imagen «cruda», que viene directa desde los sensores. Dichos «artefactos», son desperfectos que pueden ser observados en forma de líneas, desenfoques, manchas o borrones en la imagen. Usualmente se toman varias imágenes de un mismo objeto o fenómeno astronómico para realizar una composición, digamos que un «promedio» donde se tomen los mejores aspectos de una toma con los mejores aspectos de otra, hasta conseguir una imagen que se vea mejor que cada una de las demás imágenes de manera independiente.
No debemos olvidar que así como una persona se puede atravesar en nuestra toma, objetos o eventos estelares se pueden entrometer en las observaciones, dando como resultado imágenes poco claras o falsas perspectivas, que den una idea equivocada de lo que ocurre en el espacio exterior. Dichas interferencias son en las composiciones o mediante otras técnicas.
Además, es importante tomar en cuenta las limitaciones de nuestros propios ojos, los sensores de donde obtenemos los datos pueden percibir luz fuera del espectro visible para nosotros, lo que se traduce en una imagen que no necesariamente podría ser observada a simple vista, incluso si pudiéramos alcanzar las estrellas con una nave espacial.
El color, que le puede dar ese aspecto estético a muchas de estas imágenes, es muchas veces añadido posteriormente, de forma que ayude a tener una visión impresionante de los fenómenos estelares.
Desde la aparición de los telescopios espaciales como el Hubble o Janes Webb ha sido importante para los equipos de astrofotografía de la NASA crear imágenes que no solamente sean precisas, sino atrayentes. Me atrevería a decir que hasta inspiradoras, en un intento tanto de recrear las condiciones del espacio profundo, como de conectar con la imaginación del pueblo. Pues al ser una organización pública, la buena voluntad del público norteamericano muchas veces influye en su financiamiento, por lo que dichas imágenes representan un importante ejercicio de relaciones públicas.
Así que en conclusión ¿las imágenes que vemos son reales? Sí, en el sentido de que provienen de datos duros sobre lo que existe en el espacio exterior. Y no, si tomamos en cuenta que son interpretaciones de dichos datos, no los datos como tal. Sin embargo, independientemente de la respuesta, ciertamente son imágenes bellas, inspiradoras y creadas con pasión.
Columna: Transpoiética