Desde sus inicios en los años 90, The Brian Jonestown Massacre (BJM) se ha consolidado como uno de los grupos más influyentes y enigmáticos en el panorama psicodélico y alternativo. Liderada por Anton Newcombe, la banda ha atravesado altibajos, cambios de formación y una carrera marcada por la innovación y la confrontación con el mainstream, pero siempre fiel a su sonido característico: una mezcla envolvente de psicodelia, folk, rock y experimentación sonora.
Formada en San Francisco en 1990, BJM rápidamente llamó la atención por su estilo ecléctico y su enfoque independiente. A lo largo de los años, han lanzado 20 álbumes y 20 EPs que han sido clave para definir el género psicodélico moderno. La banda es célebre tanto por su incesante producción como por su enfrentamiento con la industria musical, manteniéndose siempre en el espíritu DIY (hazlo tú mismo).
Uno de los momentos más destacados en su historia se dio entre los años 1996 y 2003, época en la que cimentaron la reputación de Newcombe como una de las mentes más innovadoras del rock psicodélico. La historia de la banda se vio marcada también por la intensidad de sus presentaciones en vivo y su relación tumultuosa con el éxito comercial, aspectos que han alimentado su leyenda.
Hoy en día, BJM continúa siendo una banda de referencia. Su legado radica en su incansable creatividad, su rechazo a las convenciones de la industria musical y su capacidad para reinventarse sin perder la esencia que los hizo únicos. Cada disco es una pieza del rompecabezas que revela una historia de perseverancia, innovación y auténtica pasión por la música. En México tendremos la oportunidad de disfrutarlos en directo este mes. Las citas son en Guadalajara (C4 Concert House, 23 de octubre), Querétaro (Cervecería Hércules, 24 de octubre) y CDMX (26 de octubre, Foro Indie Rocks).
A continuación, una mirada a cinco de sus álbumes más emblemáticos y las canciones que marcaron época:
Their Satanic Majesties Second Request (Bomp! Tangible, 1996)
Este álbum es una obra esencial del estilo psicodélico y experimental que caracteriza a la banda. Combina sonidos atmosféricos, distorsiones y líneas melódicas complejas. Destacan canciones como «All Around You», «No Come Down» y «Anemone», que ejemplifican su capacidad para crear paisajes sonoros envolventes y psicodélicos.
...And This Is Our Music (Tee Pee Records, 2003)
Este disco es uno de los más cohesivos y apreciados por los fans, con un sonido más pulido, pero manteniendo su esencia psicodélica. Destacan temas como “When Jokers Attack”, «If Love Is the Drug Then I Want To OD» y «You Look Great When I’m Fucked Up». Representa una madurez en su producción y una energía vibrante en las composiciones.
My Bloody Undergound (A Records, 2008)
Quizás este sea uno de sus discos más complicados y que dividen opiniones. Salió durante una época en la que las provocaciones de la banda inflaron su mito que sobrepasaba la calidad de sus producciones. Es una mezcla de psicodelia, rock alternativo y shoegaze, tratando de rendirle tributo y emular a My Bloody Valentine bajo un lodazal sónico. Si bien no es su disco más cohesivo, indicó en su momento que la dirección de la banda ya no iba a regirse por una fórmula probada. Destacan rolas como “Golden Frost” y “Just Like Kicking Jesus”.
Revelation (A Records, 2014)
Un álbum que combina influencias de los años 60 con un sonido más experimental. Tiene temas expansivos y atmosféricos, con una producción cuidada. Canciones destacadas son «Vad Hände Med Dem?», «Food for Clouds» y «Xibalba». Es considerado uno de sus discos más arriesgados y artísticos.
Fire Doesn't Grow on Trees (A Records, 2022)
Este es un álbum maduro, tal vez el más inmediato de su obra reciente. Aquí la banda ofrece un conjunto de canciones más melódicas y centradas en la escritura y la atmósfera. Destacan temas como “Ineffable Mindfuck” y “It’s About Being Free Really”. La producción mantiene ese carácter analógico y algo crudo que define al grupo: guitarras fuzz y jangle, capas de órgano y efectos reverberados. Hay toques folk y country en algunos pasajes, y momentos en que la voz de Newcombe se muestra más cercana y frontal. Hay un hilo melancólico que atraviesa el disco, aunque no falta cierto optimismo resignado en los arreglos.